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Seres Elementales Aire y Fuego

Elementales de Aire: Silfos y elfos

Seres elementales. El nombre de las criaturas Elementales que denominamos silfos es de difícil raíz mitológica, probablemente galorromana y derivada de los sonidos que producían los vientos en las arpas druídicas que, como las eólicas griegas, solían suspenderse colgando de los árboles sagrados, para interpretar una música no humana.

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Seres elementales. Lee la primera parta de este interesante tema.

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Estos Espíritus de la naturaleza se caracterizan por vivir exclusivamente en el aire; son muy difíciles de percibir dada su naturaleza inestable, fluida, dotada de muy veloces movimientos, de tal modo que el investigador debe clavarlos en algo que no se mueva para poder hacer el más somero estudio. Este sistema enfurece a los silfos y les causa dolor.

No tanto por la sujeción en sí, sino porque se les priva de movimiento, sin el cual desfallecen y llegan a morir. Es su necesidad constante el correr y trasladarse. Tan solo tienen apariencia humana en su cabeza, pues el resto del cuerpo, de difícil estudio, es parecido a la imagen que tenemos de los ángeles, pero menos apacibles y no siempre con solo dos alas.

Tampoco estas alas, en los casos de Elementales del nivel en que los estamos describiendo, son tan blancas, agradables ni emplumadas como las de las imágenes griegas, romanas y cristianas. Estas han sido extraídas de tipos de Elementales superiores.

Los Elfos

Los elfos, del celta faeries, son Elementales de formas muy bellas y muy pequeñitos. A la manera de mariposas etéreas, viven en las cercanías y en la corola de las flores. Sus cuerpos son antropomorfos y los hay de figuras femeninas o masculinas, aunque ello no tenga estricta relación con su reproducción, pues copian formas humanas. Sus vestidos son a la manera de túnicas cortas y livianas. Sus movimientos constantes son semejantes a los de las abejas cuando liban en las flores.

Extremadamente energéticos, tienen grandes poderes curativos, aunque en ese tipo de trabajo se extenúan hasta morir. Su radio de acción llega hasta donde lo hace el perfume de la flor. Las flores sin perfume no tiene elfos de este tipo. Son, en algunas de sus variedades, muy afectos a los humanos, sobre todo a los niños y a los que tengan inocencia y sensibilidad artística.

La luz los excita y la oscuridad los apacigua. Gustan de los sonidos suaves, de los colores y de la luz reflejada en los espejos no muy pulidos. Sus graciosas figuritas se completan con pequeñas alas parecidas a las de las libélulas y mariposas, pero más hermosas, etéreas y en constante movilidad, a la manera de los colibríes. Unidos de las manos suelen hacer aros de danzas y promueven los encantamientos benéficos.

Sus tamaños varían entre un palmo de altura hasta menos de un centímetro. A veces se aquietan, como si durmiesen, en actitudes muy dulces. Otras, parecen estar pensativos u oyendo lo que los humanos no pueden oír. Son la gracia angelical personificada.

Elementales de Fuego: las salamandras

Estos Elementales son los más alejados en sus formas a la humana. El nombre que reciben tiene un oscurísimo origen etimológico oriental, de aportación árabe, que los relaciona con la famosa universidad de Salamanca, que en el Bajo Medievo europeo gozaba del esplendor de la plenitud del Islam. Ciertamente, allí se efectuaron estudios y trabajos sobre Alquimia, y bajo este término genérico se cobijan multitud de conocimientos, entre ellos los de los Espíritus de la Naturaleza, en especial los que calientan y también coronan el Atanor.

En el fuego de las chimeneas se les puede ver a la manera de serpientes negras, preferentemente en posición vertical, que se mueven velozmente y se retuercen sobre sí mismas.

El tamaño de las salamandras varía, desde el de pequeñas lombrices que se mueven en los fogones y hogueras, hasta las enormes que plasman las curiosas formas de los relámpagos y los rayos.

Nadie que no tenga santidad y experiencia debe atreverse a intentar algún contacto con estos poderosos seres, pues también rigen los impulsos electrobiónicos que corren por el sistema nervioso humano.

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