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Seres elementales

Seres elementales

Seres elementales de los cuatro elementos de la naturaleza será el tema central que será tratado de la manera más sencilla posible, a partir de una cosmovisión que permita descubrir un mundo de seres que no son sobrenaturales, sino que existen en su propia dimensión, sean percibidos o no por quienes están presos en su propia esfera, centrada en los sentidos corporales.

Lo sobrenatural lo es solo para aquellos que tienen un concepto estrecho de lo que es natural. Los rayos ultravioletas e infrarrojos existen, aunque nuestro ojo desnudo no pueda percibirlos bajo formas e imágenes.

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Los Elementales existen, aunque la enorme mayoría de los hombres haya perdido la capacidad de percibirlos. Esos seres, llamados por el moderno esoterismo Elementales, por el hinduismo devas y por el cristianismo ángeles, son tan variados y diferentes entre sí como pueden serlo, sin dejar de ser vegetales, un ciprés de un trébol.

EL MEGACOSMOS

El megacosmos

El megacosmos constituye el conjunto de galaxias separadas por millones de años luz en lo material, y todo aquello que, por ser inmaterial, tiene para el hombre una existencia evidente, pero irreal para sus sentidos y para su inteligencia. Es… el Misterio. De ello jamás hablan los verdaderos esoteristas; y se ven forzados, lo hacen de manera tal que no puedan extraerse definiciones que, por sus naturalezas, nieguen, limitándolo, aquello de lo cual tratan.

En el origen y la finalidad del megacosmos están los enigmas, todo lo que ignoramos e ignoraremos mientras estemos bajo nuestra humana condición. Ni siquiera podemos definirlo por negación, pues negar algo es ya darle una condición y abrir opinión.

Nuestra única seguridad interna es que en ello está Dios; o Deidad superior; pero no el Dios bueno o con cualquier otro atributo humanizado. Simplemente Dios. Es lo que ignoramos, sacralizado por su dimensión sobrehumana, pararracional y totalmente fuera de nuestro alcance conceptual…

Los Indios le llamaban la No-Cosa y lo mismo hicieron todos los esoteristas de todos los pueblos. Todo está allí. Y no nos excluimos nosotros mismos, los seres humanos.

EL COSMOS

El cosmos

De la primera dualidad – Teos y Caos, Purusha y Prakriti o como se le quiera llamar- nació el cosmos inteligente, el que tenemos posibilidad de entender. De la entropía eterna del megacosmos pasamos ahora a otra entropía, el cosmos, que es dinámico, que marcha, se transforma y, en el gran juego de Maya, enfrenta miles de espejos. En él nacemos y morimos y renacemos miles de veces.

El cosmos es axiológico y tiene una estructura piramidal, que preocura la selección de los más aptos con el fin de que ayuden a los menos aptos. En este mundo hay verdad y mentira, placer y dolor, vida y muerte. Los ciclos son definidos y definitorios; existe el karma. Se hace mérito o demérito. El número de elementos que lo componen es fino y siempre igual, pero sus combinaciones son tan numerosas que bien podemos llamarlas infinitas.

Aquí todo es válido, todo tiene propiedad, pero asimismo todo es relativo. Conocemos lo grande por comparación con lo pequeño, aquello que en presencia de algo aún más chico se vuelve comparativamente grande. Tenemos idea del movimiento por relación entre dos o más cuerpos; según en el que fijemos nuestra atención, diremos de él que está inmóvil. Si por ejemplo viajamos en un automóvil y nos concentramos en una montaña a la vera del camino, no parecerá que es nuestro vehículo el que corra, pero bastaría con bajar los ojos y fijarlo en la guantera del coche para que la montaña se nos haga fugitiva.

Nuestra bendición y nuestra maldición en este cosmos es que siempre, alguna vez, alcanzamos lo que deseamos y damos veracidad a lo que creemos veraz, y viceversa. Percibimos a Dios si en Él creemos; la fe es el corazón de toda inteligencia.

Nuestra excesiva consustanciación con nuestro cuerpo material y con su entorno nos ha mutilado los sentidos para percibir, salvo como sensaciones primarias, toda vida que se desarrolle en una frecuencia vibratoria que escape, por debajo o por arriba, a nuestro estrecho espectro septenario, del cual tan solo hemos desarrollado cuatro rayos, y en este cuarto estamos fijos, percibiendo los otros seis como extremidades extendidas de un Hexagramaton que rodease un punto central.

EL MICROCOSMOS

En sentido amplio lo constituye el hombre, y en sentido estricto cada hombre o mujer. El esquema está planteado en la actualidad según una dualidad básica: yo y mi entorno. Yo soy el punto central de este esquema, y mis otras seis posibilidades de concienciar se reducen, al considerar el huevo áurico de mi entorno, a cinco, que son mis cinco sentidos. Ha nacido el Pentagramaton ¡He aquí el hombre!.

En el hombre del siglo XX, las herramientas, por sofisticadas que sean, no pasan de ser e tensiones de nuestros brazos o nuestros pies. La radio lo es de nuestras orejas. La televisión, de nuestra vista. Un satélite artificial no es más que la transmutación de la piedra que lanza al aire un niño que juega. Todas son extensiones de nuestras posibilidades, pero no profundizaciones.

El hombre desplaza velozmente su cuerpo, pero viaja atrapado en sí mismo, ciego y sordo, sin capacidad para el asombro filosófico y menos aún para la proyección metafísica. No se concibe el bien, sino la beneficencia; no se aprecia la paz del corazón, sino la comodidad de las nalgas; no se medita sino que se especula. El mundo se ha transformado en una cesta de grillos presos que hacen mucho ruido, pero que no pueden trascender las mallas de un parloteo desesperado, aturdidos todos por sus propias colisiones psicológicas.

La opción es cruelmente simple: o se muere loco o se guarda silencio y se trata de vivir plenamente en todas las direcciones del espacio-tiempo.

Una buena apertura es el conocer otras dimensiones, donde moran otros tipos de seres. Esos que, cuando el hombre no estaba contaminado por su propia aglomeración exterior e interior, percibía.

Para ello es indispensable que el hombre se sienta de nuevo parte del universo; ni su dueño ni su esclavo, simplemente parte de ese Macrobios que es el cosmos en el cual está insertado el microcosmos o Antropos. Descartemos las contradicciones inventadas en la Cámara de los Espejos y vayamos a las armonizaciones que nos son naturales.

La entropía que mencionamos anteriormente es una cualidad del universo por la cual nada se pierde, nada se gana, todo se transforma, siendo los cuerpos meras sombras de los espíritus sobre la dimensión en que estos tienen sus conciencias.

Así, cuando el hombre tiene sed de cuerpo, renace físicamente, pues su karma acumulado cabalga sus deseos y sus temores. Se está siempre donde se desea o se teme estar.

Lo mineral, lo vegetal, lo animal, lo humano, lo heroico, el mundo de los dioses y la Columna de Luz que los re-une, todo vive, todo alienta, todo vibra y se mueve o se aquieta. Aquel que pudo abrir sus ojos a la vida, lo percibe por doquier.

Una vida inteligente, voluntariosa en su querer ser. Toma las fomas y densidades que necesita. Se vuelve pez en las aguas, cervatillo en los bosques, roca en las montañas, relámpago en el cielo, beso en los labios, brillo en la espada, murmullos en el silencio, formas fugitivas traslúcidas en las noches, voces que nos hablan desde dentro de nosotros mismos, música de piedra en los viejos templos y arquitectura inmaterial en Wagner.

En el plano manifestado en que nos movemos y nos es dado percibir y entender, podemos afirmar que existen cuatro elementos: Tierra, Aire , Agua y Fuego. Estos cuatro forman dos cruces generativas interpenetradas, ya que la Tierra y el Aire tienen movimiento horizontal y el Agua y el Fuego, vertical. Así, la Tierra es fecunda por el Agua y el Aire es fecundado por el Fuego. De estos cruzamientos surgen elementos vitales que se caracterizan por su impulso y acción benefactora para el hombre: la fertilidad material y la fertilidad energética.

No hay que entenderse estos cuatro elementos como físicos, sino como grupos mucho mayores, que se representan exotéricamente por los cuatro nombrados. Los cuatro elementos influyen en las características de las cosas y, así, oímos hablar, aunque no siempre con conocimiento de causa, de vegetales de Agua, de piedras de Aire o de signos zodiacales de Fuego.

En verdad, los cuatro elementos son como cuatro impulsos o notas musicales fundamentales de nuestra Naturaleza, dentro de la tónica de unidad dinámica que la caracteriza, que permite que estas cuatro modalidades se interpenetren y sean estructuradas por el plan divino que nos rige.

¿QUÉ SON LOS ELEMENTALES?

Son formas de vida dentro de los elementos. Obviamente, es muy difícil explicar las características básicas que habrían de definirlos, pues al no estar sus cuerpos en el plano estrictamente físico en que se desarrolla nuestro entorno visual y auditivo, o mejor dicho, al no estar sus cuerpos en la «posición» en que nos es fácil ver las cosas, aunque puedan estar de alguna manera en lo físico, se nos aparecen como inexistentes fantasías de los hombres primitivos o de los niños desocupados.

Estas fomas de vida tienen sus cuerpos en el Plano Pránico y no por debajo de este. Pero como los planos no están cortados como por una navaja, sino que hay una gradación casi infinita entre ellos, y las circunstancias de la Naturaleza no son siempre las mismas

( con variaciones que conocemos como el día y la noche, las épocas del año, la altura, la profundidad, la mayor o menor carga de electricidad estática, las diferentes presiones atmosféricas y las diversas temperaturas, los componentes pasajeros del aire como son las concentraciones de agua, de ozono, etc, sumado el todo terrestre a las influencias de los astros, especialmente del Sol y de la Luna), en ciertas ocasiones los Elementales caen en una mayor materialización que los hace sencillamente visibles. Pero aun en tan favorables condiciones no son observados normalmente.

¿QUE ANTIGÜEDAD TIENEN LOS ELEMENTALES?

Según las enseñanzas esotéricas, son más viejos aún que el hombre mismo sobre la Tierra. Ellos- habitantes, guardianes y consustanciados con los Elementos- existen como formas manifestadas desde que el mundo existe. Cuando este era tan solo una masa de gases radioactivos y materia incandescente, los Elementales del Fuego lo Custodiaron; al aparecer los gases estables en su composición química y la época de los grandes vientos, los Elementales del Aire cuidaron de que la evolución de esos incipientes gases y su estratificación sobre la recién consolidada corteza terrestre, se volviese cada vez más apta para las formas de vida física que estaban planeadas.

Cuando los gases se hicieron pesados y se precipitaron como las primeras aguas y estas cubrieron la casi totalidad del planeta, danto lugar a las primaras formas realmente materiales de vida, los Elementales del Agua trabajaron y fueron modificando el primitivo aspecto del líquido elemento, en aquel entonces fuertemente sobrecargado de materias pesadas en suspensión, cosa que le daba una característica casi coloidal en los asentamientos, mientras que las altas olas rozaban con sus espumas aún no blancas las nubes baas y compactas.

Más tarde, como inmensas tortugas aletargadas, surgieron los escudos continentales, y sobre ellos velaron los Elementales de la Tierra dándoles características de feritilidad y ayudando a la enrorme población forestal, que posibilitó formad de vida superiores y la plamación de la Humanidad misma.

Cada cosa en el universo tiene su Espíritu Guardián. El planeta también lo tenía y a él obedecían las jerarquías de los Espíritus de la Naturaleza cuando empezaron los días y las noches. Aún lo tiene y lo tenfrá hasta su desaparición. Es el Dyan-Chohan del Libro tibetano de Dzyan, el Alma Resplandeciente que rige la Tierra, o el Anima Mundi de los latinos.

Los Seres Elementales, como esos que siendo pequeños y débiles pueden entrar en relación con los hombres, también llenan los libros viejos. Desde Súmer hasta Egipto y desde China hasta lo poco que sabemos de las culturas de América y del África negra, pasando por Polinesia y los Habitantes de las zonas cercanas a los polos, y llegando a los siglos que nos precediceron en la civilización Europea, los Espíritus de la Naturaleza tienen papel relevante en aquellas formas de vivir menos contamindas y más naturales.

Narraciones sobre genios, gnomos, ondinas, elfos y toda la extensa gama de Elementales llenan la História de la Humanidad de tal manera que sin ellos no sería igual su desarrollo ni su narración, como podemos comprobar desde el mito de Enkidu y Gilgamesh, pasando por la Odisea homérica, las sagas de Arturo y Merlín, hasta los que enseñaron a danzar a Isadora Duncan e inspiraron los vidrios de Gallé.

Lo más curioso de todo esto es que, en pueblos tan disímiles, los Espíritus de la Naturaleza se representan de manera semejante en sus distintas interpretaciones artísticas. En la tradición se habla de los mismos seres Elementales en la Europa Central del siglo XV que en el corazón de la India del segundo milenio a.C.

ELEMENTALES DE LA TIERRA: GNOMOS, HADAS Y ENANOS

Los gnomos

Denominación extraída del griego genomos, o <<el que vive dentro de la tierra>>. La variedad de estos Espíritus de los elementos es, como en todos los demás, tan grande que abarca desde ciertos monstruos, hasta los pequeños enemos que refleja el folckore de todos los pueblos.

De los primeros podemos decir que están en continuo movimiento, en expansión y retracción, pudiendo alcanzar tamaños semejantes al de los más grandes mamíferos conocidos. Los segundos, de aspecto humanoide, no suelen levantar del suelo más de un par de palmos.

Estos últimos son los más conocidos: enanos y hombrecillos inocentes, bondadosos y crueles como los niós. Carecen de toda conciencia ética y no podríamos decir de ellos que son bueno ni malos.

Traviesos por naturaleza, gustan de burlarse de quienes los buscan torpemente y son, en cambio, sumisos servidores de los verdaderos magos. El aspecto suele aparentar una edad madura, aunque no representa lo que nosotros llamamos edad, pues viven siglos y no conocen , como nosotros, los estados de niñez, madurez y vejez. Su apariencias son siempre la misma.

Salvo la cabeza, grande en relación al cuerpo como en el caso de los enanos hmanos, son bien proporcionados.

Aún en los mayores grados de materialización, obtenidos tan solo en condiciones especiales y en lugares no frecuentados por los humanos, no emiten sonidos ni los perciben. Huyen del Sol y aman la luz de la Luna, de los pequeños candiles y de las luciérnagas. Apacibles, suelen estar mucho tiempo inmóviles.

Los hay no mayores que la altura de un puño, no más altos que un pulgar como dicen los cuentos para niós. Estos son muy difíciles de percibir por los adultos, aunque ellos han de creer todo lo conrario, pues en presencia o cercanía de los humanos se esconden tras las cosas, en los rincones menos iluminados o, aprovechando su poder de pasar a través de la materia, en los cajones de los muebles que no han sido abiertos en mucho tiempo.

Gustan de la cercanía de los niñós y les sugieren lugares y posiciones para sus juguetes, bailes y cantos, corros y juegos de escondites.

Traviesos, hacen encantamientos psíquicos que evitan a los adultos el hallar pequeñas cosas como lapiceros, gafas, agujas, clavos. Retirado el velo, se divierten viendo cómo se encuentran las cosas perdidas, a veces en lugares distintos a los que estaban, lo que presupones en ellos una cierta posibilidad de traslación, aunque es mucho más corriente que sus propios encantamientos, unidos a los desconcieros, angustias y apuros que provocan sus travesuras en los humanos, hagan que sean las mismas personas las que llevan el objeto en la mano y lo colocan en otras partes sin ser conscientes de ello.

Los gnomos u hombrecillos pueden, trasladarse con enorme velocidad y estar instantáneamente donde quieran estar. Y así, hacen pequeños sevicios a los magos que están en relación de trabajo con ellos, como avisos a base de ligeros golpes dados en muebles, y otros que veremos más adelante. A pesar de no tener un alma en grado de diferenciación como la humana, logran la apariencia de ella bajo la influencia de un ocultista práctico que pueda comunicarse efectivamente con ellos.

Las hadas

Las hadas son, asimismo, Elementales de la Tierra, aunque sus múltipes variedades y la tradición literaria y popular las exalta de tal manera que, en numerosos países, la denominación es sinónimo de hechicera o maga, como en la versión de la Baja Edad Media y la renacentista del mito de Merlín en la saga de Arturo, en donde Morgana aparece como un hada.

De apariencia similar a la humana, sus tamaños verían entre el diminuto y el de una persona normal. Regidas, asímismo, por la Luna, gustan de reunirse en lugares alejados de toda presencia humana y bailar en círculos en los prados circundados de bosques. La especial forma de reproducción de las setas, que confitura una expansión de la especie en forma de anillo, ha emparentado estos vegetales, en la tradición popular, con los círculos de las hadas.

Es que, ciertamente, son las hadas muy expertas en el conocimiento de las virtudes ocultas de las plantas y de los minerales. Hábiles en encantamientos, magias y hechicerías, inspiran a los curadores naturales sus extrañas y a la vez rudas artes, en donde se mezcla la intuición con el recuerdo mutilado de una ciencia perdida.

Cierta variedad está estrechamente ligada a los humanos, y en las viejas monarquías solían dar a los recién nacidos sus regalos en forma de bendiciones, o de maldiciones si había circunstancias negativas de por medio. Gustan de los niós en general, sugiriéndoles juegos y protegiéndolos de los peligros, e inspirándoles telepáticamente las acciones que los preserven vivos y alegres.

Son atraídas por las golosinas y dulces, cuyo perfume y doble las tienta a soportarla, para ellas no siempre grata, compañía human. Gustan de los sonidos armónicos y de las figuras geométricas circulares. De aspecto femenino. No son las contrapartes femeninas de los gnomos, como vulgarmente se cree, pues sus características y naturalezas son distintas y se ignoran los unos a los otros, como pasa con animales de diferentes especies.

ELEMENTALES DEL AGUA: sirenas, nereidas, ondinas, ninfas

Las sirenas

Las llamadas sirenas, lo son de la superficie del agua de mar. Sirenas, en latín siren, del griego seiren, son <<las que encantan o seducen>>. Relacionadas con la música en la Antigüedad, se las hacía hijas de Melpómene. Se las describe con cabeza de mujer y cuerpo de ave, y también de pez. Aliadas de las formas elementales que rigen las brisas marinas, producen sonidos armoniosos muy parecidos a la voz humana, que pueden imitar por sus poderes telepáticos

Podríamos colocarlas en la cúspide jerárquica de toda una gama de Elementales que, siendo de Agua, necesitan de la combinación con el Aire para vivir. En el otro extremo estarían las pequeñísimas criaturas que viven tan solo en la espuma, que nacen y se disuelven con ella, sobre todo en las noches de luna llena. Según la antigua medicina, tenían estas últimas la capacidad de realizar extraordinarias curaciones en quienes se bañaban en las aguas. También servían a los magos, que podían leer augurios en la reflexión de la luz lunar o camino de palta de la luna llena sobre el mar en calma.

Existe otra variedad de sirenas que aparecen en las noches en que las olas se vuelven fosforescentes, al estar saturadas de formas animales, como las llamadas noctilucas. Traen malos presagios y peores recuerdos.

Las nereidas

Las nereidas son poderosos Espíritus de la Naturaleza femaninos que servían de escolta a Afrodita, la Nacida de la Espuma. Pueden alcanzar grandes profundidades y habitan en grutas sumergidas. su alta jerarquía las hacía también compañeras de Anfitrite, la esposa de Poseidón, Rey del Mar y de las Grutas Subterráneas, antiguo Señor de los Terremotos y de los Caballos, por lo que las espumas rizadas que alzan las olas se identifican con las crines de los caballos de Poseidón.

Tradicionalmente relacionaldas con la realiza y el señorio, se las hace proteger las difíciles maniobras de los antiguos barcos de vela de los reyes y los emperadores.

Sus contrapartes masculinas son los tritones, también del séquito de Neptuno; responden al Tino Poder del Reflejo del Logos sobre el Gran Espejo o Cristal Negro de origen terrestre e ígneo, guardado en Thule para la Corona del Rey del Mundo. Tienen, como las nereidas, el cuerpo en su mitad superior sementjante al humano, y en su mitad inferior como de pez alargago, a la manera de la serpiente del mar.

Atraviados con algas y corales, perlas y conchas, tocan supersónicas caracolas etéreas anunciando el pado de los triunfadores. Conocen el secreto de los tesoros sumergidos y, en ocasiones, se los representa como violentos ejecutores de la voluntad de su amo, que con su tridente mágico, bien mantiene a los barcos obre las aguas, o los empuja a las rocas y los desfonda.

En épocas pasadas aconsejaban a los humanos viajeros en ciencias perdidas, provenientes de continentes sumergidos.

Las Ondinas

Las ondinas deben su nombre al latín unda, literalmente <<ola>>. Habitan en los ríos, especialmente en las regiones donde corren entre rocas y producen cascadas y espumas rumorosas. Otras variedades son marinas y viven en las costas y playas, siempre en lugares recogidos, donde haya oquedades. Su forma se parece a la de una mujer en su parte superior, teniendo indefinido el cuerpo de cintura para abajo o semejando lienzos siempre húmedos que lo recubriesen.

De muy largos cabellos, nadan a enorme velocidad, y en muchas ocasiones se confunden con las nereidas. Las tradiciones las pintan peinando sus largas cabelleras en actitudes muy femeninasy, en general, dan una sensación de debilidad y fragilidad, si las comparamos a la pujante y orgullosa fuerza de las nereidas.

En la antigüedad se atribuía a estas criaturas el tratar de enecantar a los viajeros que, en parajes solitarios, se detenían junto a los torrentes; los invitaban a sus grutas a beber licor mágico que les hacía enfrentarse con sus propios engendros interiores.

Solo los puros y fuertes podían vencer y liberarse de peligrosos pactos con las ondinas, de ojos hipnóticos y dueñas de ciertas joyas, probablemente anillos, que ofrecían con la intención de que el caballero que las aceptase quedara de ellas prendado y rendido.

La ninfas

Las nifas- cuyo nombre proviene del latín lynpha, <<agua>>, y del griego nymphe en relación con las fuentes y manantiales- son Elementales de apariencia femenina, bellísimas, que habitan en lagos y en aguas tranquilas. Son, asimismo, guardianas de los manantiales escondidos en la foresta.

A las ninfas se les atribuye un aspecto totalmente humano, hasta el extremo de no diferenciarse de las mujeres. En la Antigüedad se les atribuía el ser guardianas de los remolinos y ser tanto maléficas como benéficas, mostrando un carácter caprichoso y deliciosos a la vez, que podía tentar a los mismos dioses.

De aquellos tiempos nos llega muy vivida la imagen enjoyada de Aretusa, reflejada en las cerámicas de culturas helenísticas de la Magna Grecia, generalmente recipientes en relación con el agua, bien sola o mezclada con vino. Es característico su complicado tocado de perlas y cintas sobre los trabajados cabellos. En la saga de Arturo, emparentada con la del Rey del Mundo y el mago Merlín, es una nifa la que devuelve de los lagos las espadas mágicas que darán fe de realiza a los gantes caballeros.

Asimismo, aparecen en la llamada mitología germánica en relación con Tannhäuser.

Emblemas de belleza venusina, las ninfas están relacionadas con el amor sublimado y celoso, y contrario al amor carnal. Sus venganzas contra los caballeros que les son infieles suelen ser terribles. Eternamente hermosas y jóvenes, poseen ese secreto de la continua juventud a la que están condenadas, y castigan otorgando la tan discutida gracia de no morir.

Pero su inmortalidad no es la espiritual y consciente, sino la deshumanizada, y la tradición quiere que sus intentos amorosos tengan como fin el humanizarse y adquirir un sentido humano de la vida y de la muerte. Criaturas enigmáticas, son expertas en encantamientos, en metales mágicos y en piedras preciosas, en el seno de las cuales se pueden ver cosas lejanas, pasadas y futuras.

En el siguiente post seguimos con los Elementales de Aire y Fuego para que este post no quede muy largo….

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